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Especialista Quirúrgico

 El Dr. Pratta tiene la agenda llena por los próximos 18 meses. Entiende de su negocio, y sabe que más que cirugías estéticas, vende oportunidades que de nacimiento han sido negadas para algunos. De otro lado, tiene la habilidad de empoderar a las y los pacientes que por el paso del tiempo empiezan a sufrir el deterioro que conlleva la edad.
 

Se dedica a brindar confianza, a generar la posibilidad de mejorar la autoestima de las personas. A pocos como él, los hemos visto convencer a pacientes de NO operarse cuando honestamente opina que no les conviene. 

No es de aquellos que baila por la plata. Ésta, entre otras cualidades, le ha permitido construir un patrimonio nada despreciable. A punta de buen nombre.

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Un día…en una cirugía…

Aquella no era una cirugía compleja.

Se trataba de una mamopexia de reducción, procedimiento frecuente entre personas que con una mezcla entre la lactancia y la genética, comienzan a tener problemas lumbares.

Ese era el caso de Ana, su paciente. Luego de cuatro embarazos había decidido no tener más hijos. Era el momento preciso para realizar el procedimiento, de paso, dar un toque estético. El Dr. Pratta comenzó su procedimiento como de costumbre.

-Bisturí…

-Electrocauterio…. 

Todo marchando con normalidad. Transcurridos 10 minutos, el anestesiólogo interrumpe:

– La paciente se está desestabilizando. Elevando frecuencia cardiaca. Seguimos perdiendo presión. ¿Está perdiendo sangré?- Pregunta el anestesiólogo.

– No, todo normal – responde el Dr. Pratta. 

– La paciente entró en paro. Toca reanimar. 

– ¡Timbren código azul!

Entra el equipo a la sala. Empieza el proceso de reanimación. El Dr. Pratta ahora es un mero espectador. 

-Apoyo de adrenalina. 

-Empiezan choques de desfibrilador. 

-Llevamos 15 minutos de reanimación.

-30 minutos, paciente sigue en asistolia.

-Se suspenden maniobras de reanimación. La paciente falleció a las 17:45

Al oír esta frase, el Dr. Pratta puede dar testimonio de que a veces, el tiempo se detiene... El tiempo, si, los pensamientos y los sentimientos, no. De hecho, parte del congelamiento del tiempo se evidencia en la cantidad de pensamientos y sentimientos que nos abordan en menos de un milisegundo. 

Culpa, angustia, nervios, inseguridad.

¿Habrá sido mi culpa?

¿No tuve en cuenta algo?

¿Habrá demanda?

¿Qué hago?

¿A quién llamo?

Pensamientos ad nauseam. (y algo de nauseas también)

El caso de Ana, la paciente del doctor Pratta, se trató de un tromboembolismo pulmonar. Ninguna responsabilidad tuvo el Dr. frente a este evento. Hay algunos que dirán que esto no pasa, que estamos exagerando, que para esto lo preparan a uno en la carrera. Otros en cambio sabrán a lo que nos referimos. Y se identificarán con que, una cosa es que te lo cuenten y, otra muy distinta, que te pase.  Muchos años transcurrieron antes de que le pasara al Dr. Pratta.

En todo caso ambos estarán de acuerdo en algo: Es importantísimo tener a quien acudir. Alguien que proteja nuestro patrimonio, nuestra tranquilidad.

Para esto funciona nuestro servicio de Gestión Jurídica y Póliza RCP.